Plato fuerte con demasiados pimientos

La sonrisa por el buen triunfo de los cavareteros sobre los cerveceros mutó en mueca al final del partido por discusiones más imbuidas del frenesí que provoca la adrenalina suprafutbolera que por la intensidad que confiere el impulso eléctrico neuronal.  El dream team naranja se llevó merecidamente los tres puntos pero también la reprobación generalizada, no tanto por el contenido del reclamo sino, más bien, por la forma 

desmesurada del mismo. Es claro que lo que mejor tiene C.A. Varet resulta ser la capacidad técnica de sus jugadores. Y en la pulseada contra el potente juego colectivo de los Defensores de la Quilmes, se  impusieron una vez más. Pero convertir más goles que el rival no es lo único lindo del fútbol, y mucho menos de la Copa Episco. Cortar el juego siendo último hombre, es motivo de expulsión. Que el árbitro no lo cobrara por  

error u omisión, no debería dar pie al mal momento que tuvieron que aguantar todos los que compartían la mañana del sábado. En lo futbolístico, el partido dio todo lo que se esperaba: buen juego, inteligencia, goles y emoción. A los 6, el ex Barsa Andrés Maidana debutó con un buen gol para poner en ventaja a los naranjas, pero dos minutos después, Agustín Lastagaray peinó un centro de Ortiz en plena área y puso el empate 

transitorio. De a poco, los Quilmes fueron equilibrando el juego hasta tomar las riendas del asunto. Con su juego abierto complicaron un par de veces a la defensa rival. Casi convierten el cordobés Greenberg Farías cuando aprovechó un error de Kasper, Lastagaray con un cabezazo apenas afuera y el Pelado Lunetta tapado por el arquero Diego Luna. En el otro arco, el "Novio" Ferrante se lo perdió después de una serie de 

rebotes peligrosos en plena área. A los 5 de la segunda parte, Alejandro López remató desde tres cuartos un bombazo. El arquero dio rebote y ahí estaba el pie del Cordobés para tocar suave la pelota y mandarla a la red. Pero otra vez, la alegría duró poco. Al minuto Sergio Ferrante se anticipó a todos con picardía y empujó al gol una pelota que vino como centro bajo desde el córner. El empate caía como un balde de agua fría para los blancos: tanto 

esfuerzo y un camino cuesta arriba. De todos modos el triunfo llegó tres minutos después, de la manera menos esperada. Una pelota que parecía intrascendente, dentro del área pero a poco de salir por la línea de fondo, encontró los pies de Sergio Ferrante quien ensayó una suerte de chilena que impulsó la pelota por sobre defensa y arquero y se coló, caprichosa, cerca del palo contrario. Los Quilmes se fueron con todo para lograr el empate. No pudieron. En tiempo de descuento, una contra naranja. Un arquero que corta la jugada con la mano fuera del área siendo último hombre. El error del árbitro y el mal momento. Una lástima que con tanto fútbol, el partido haya quedado al borde de un ataque de nervios.

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