Se deben haber mezclado los papeles. El partido que salió estaba más para un amistoso de un tórrido verano con panzas llenas que para la etapa de definición del torneo. QQtucha, quizás sabiéndose seguro campeón, no mostró la solidez que lo viene caracterizando. Big Boy, con tanta trastabillada a cuestas, quizás quiso amasar la pelota, amigarse, hacerle algunos mimos. A los 3, Ergo llevó la pelota desde mitad de cancha y cedió
para Rodrigo Piteo quien remató al arco desde lejos y tuvo la fortuna que, en la trayectoria, la bola se desvíó en Eugenio Savage, descolocó al arquero y se metió al arco por el lado donde la lógica no llegó. Nada más. Ni por aquí, ni por allá. El pasto que trata de sobrevivir al invierno a quince metros de cada lado de la línea central sufrió de lo lindo los pisotones faltos de ideas de los players en juego. Por gracia del tiempo, el árbitro pitó el
final de la primera etapa y hubo mate reparador. Para el epílogo QQtucha tenía reservada la carta que se guarda siempre: el Watfigol. No anduvo bien Ramos, tampoco Vrkljan, pero sí el goleador. Las primeras fueron de los violetas, pero tibias. A los 9, un despeje desde el fondo amarillo le llega a Carlos Watfi en la puerta del área. Con el pecho amaestró a la pelota, con obnubilada obediencia le quedó justa, mandó un
bombazo que dio en el travesaño, picó en tierra y se metió al arco sin dudas. El empate sacudió un poco el avispero y hubo mayor movilidad. Felipe Lázzari se multiplicó y Rodrigo Piteo creaba peligro. Sergio Ramos empezó a clarificar y la pelota se sonrojó un poco de emoción. Juan Pablo Destéfano casi grita el segundo amarillo cuando su puntinazo al rincón fue adivinado por una pierna salvadora. El arquero Romero se tuvo
que revolcar para desviar un zapatazo de Piteo desde lejos. Pero a los 22, Watfi aprovechó una duda en el área, y con gran gesto técnico mandó un derechazo cruzado y a colocar que dio en el palo y entró. QQtucha confirmaba su liderazgo y mantenía el puntaje ideal con la victoria. Pero a cuatro del final llegó el empate. Mario Dini se fue a su marca por derecha, mandó centro que tomó Piteo. Cuando recibió, se le levantó el balón y no tuvo reparos en mandarla a la red con una impresionante volea.
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