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domingo, 1 de julio de 2012

Los Tanos y Última Esperanza tienen la Fe intacta

En un vibrante partido, lleno de fútbol y buena onda, Los Tanos vencieron a Última Esperanza y se acomodaron ahí nomás de la punta, como queriendo quedarse con el subcampeonato. Equipo sólido, metedor e inteligente cuenta además con un as de espadas que ostenta con orgullo: Jesús Soto. Cuando la pelota llega a sus pies se produce el milagro. El equipo rojo acelera a fondo y si la pelota no termina adentro del arco 
contrario, al menos lo roza, lo asusta, lo inquieta. Del otro lado, Última Esperanza renovó los votos de confianza una vez más. Confianza hacia sí mismo. Y si el triunfo le es adverso, es sólo cuestión de partidos y de aceitar algunas cosas del funcionamiento grupal y posicional.  Los primeros minutos del partido fueron de un tire y afloje interesante donde prevaleció la inteligencia en el manejo que aporta el tano Cacho Ochnio y su troupe de 
peninsulares. A los 15 se combinó la fuerza tana. Jesús Soto llevó la pelota de izquierda a derecha aún lejos del arco, se la dejó a Cacho quien con un certero tiro de "emboquillada" puso el primer golazo. Cinco después, Matías Di Lello apenas pudo rozar la pelota con su cabeza de frente al arquero y se perdió el segundo. Pero a los 25, Guyi Salazar se iluminó, ganó una pelota con un medio sombrerito de taco, se acomodó y remató 
bombeado al arco. La pelota dio en el travesaño, bajó picó afuera de la línea de gol -alguien ensayó un reclamo  sin ni siquiera creerlo- (cosa e´fulbo) y los rojos respiraron con cierto alivio. A tres del final de la primera etapa un foul al límite del penal en contra terminó con otro golazo tano. La muchachada entusiasmada se instaló en el área roja tratando de, o bien festejar el gol por el tiro libre directo, o bien desviar la trayectoria del balón y 
madrugar al arquero. Pero no. La pelota dio en la barrera y el campo que quedó para el pastoreo fue aprovechado por el pibe Soto que corrió a toda máquina pelota al pie, se desempolvó de la marca que se arrimó, llegó hasta el otro lado de la cancha, encaró y eludió al arquero y empujó la bola al gol. Festejo con descarga de energía acumulada y todo. Pero un minuto después, foul a Guyi en el área y penal para los naranjas. Guyi Salazar acomodó y pateó contundente a la derecha del arquero que ni se movió. El segundo tiempo profundizó la emoción y el riesgo en los arcos. Creció mucho el juego de los hermanitos Pereiro y la firmeza de Felipe Salazar. Sólo iban tres minutos cuando Emiliano Pereiro entró como tromba en el área chica y cabeceó un centro pero dio en el palo y se perdió el empate. A los 10, Soto paró con el pecho y aceleró. Su remate cruzado se fue apenas afuera. Pero a los 19, casi por casualidad Los Tanos pudieron poner aire. Jesús le cedió la pelota a César Galo que esperaba en la puerta del área. Asediado pateó, con la fortuna que su pelotazo dio en un defensor, descolocó al arquero y se metió al arco para decretar el tercer gol. Faltando dos minutos para el final del partido, Emmanuel Pereiro guapeó una pelota en defensa. Avanzó y dejó atrás dos marcas, y cuando la vio clara, clavó un puntinazo en el rincón más alejado del arquero que se estiró y no pudo. Los Tanos confirman su buen momento con un podio que merecen y que los acercan a su origen de primer campeón de la Copa Episco. Última Esperanza, con sólo ajustar algunas cosas, puede aspirar a más. Ambos lo merecen.
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Así chequeamos que escribir todavía vale la pena porque alguien lee. Já!

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